Organo Barroco

 

La iglesia parroquial de San Cristóbal de Villafrechós, atesora entre otros bienes un pequeño órgano construido en 1779 por Domingo Herbas y Pedro Antonio Ferreira.

Se trata de un interesante modelo, representante del momento de mayor esplendor de la organería castellana y hasta la fecha, único ejemplar conocido de estos organeros, cuya firma se halla rubricada en el fondo del arca de vientos del "secreto".

El órgano se hallaba en un deficiente estado de conservación. El paso del tiempo y las diversas intervenciones sufridas habían ido mermando el número de tubos y la homogeneidad del conjunto sonoro. Las pieles resecas y superpuestas de los fuelles habían dejado a éstos al límite de soplo y los mecanismos de notas y de registros, aunque completos, funcionaban deficientemente. Había numerosos traspasos o comunicaciones de aire entre sus notas, principalmente por daños causados por insectos xilófagos.

La restauración del órgano se ha planteado integralmente, interviniendo a fondo en todos y cada uno de los elementos que lo conforman. Se han restablecido sus cualidades sonoras originales así como el correcto funcionamiento de sus mecanismos y tipo de digitación, que es ahora suave y precisa en su repuesta.

La caja del órgano, de madera de pino en su color natural, llama la atención por su decoración a base de tallas doradas de estilo barroco que provienen probablemente de retablos perdidos. En este sentido y como curiosidad, una de las sorpresas que ha deparado la restauración ha sido el hallazgo de una pintura sobre tabla en el suelo del órgano como base del mismo, bajo los mecanismos de las pisas del pedal. El cerramiento de la caja ha sido realizado por los ebanistas Jesús Asensio (tío y sobrino) y la adecuación del entorno del coro por los Hermanos Casas, todos vecinos de Villafrechós.

El examen de las piezas del órgano durante la restauración nos ha permitido hallar su disposición original que ofrece más posibilidades que las que se presuponían al inicio de los trabajos. Este instrumento se caracteriza por la ingeniosa optimización de un número reducido de juegos creando un abanico sonoro que lo equipara a otros instrumentos de mayor tamaño.

Para completar la disposición ha sido necesario reconstruir algunos tubos. Este procedimiento ha sido realizado por el equipo de organeros de manera artesanal, siempre "según arte" como manda la tradición del oficio, siguiendo los parámetros de los tubos existentes.

Tras la restauración, el órgano muestra las cualidades tímbricas y de digitación que corresponden a un instrumento de su categoría, haciendo posible la interpretación de un amplio repertorio.

 

Blanca Monzú

Luis Magaz